“Acudí al taller de Tantra con una enorme tristeza en el corazón, como consecuencia de que la mujer de la que me enamoré perdidamente tres años antes, me hubiera dejado y roto la relación de una manera que a mi me parecía cruel. Mi cabeza estaba dándole vueltas y tenía un continuo vaivén entre sentimientos totalmente encontrados de amor y odio, que me atormentaban y no me dejaban vivir, y además con la certeza en mi interior (sé que no es cierto, pero estaba dentro de mí) de que no podría volver a vivir a los niveles que había vivido, con ninguna otra mujer.
Y llegué a ese sitio de ninguna parte que es Lérida, y me dejé llevar y participar en ese taller de Compasión y Éxtasis, tanto con mis cmopañeros shivas como con el resto de las Shaktis, y me sentí un hombre afortunado, sentí que el Universo estaba siendo amable conmigo, y de verdad lo fue. Puso ante mí a la Shakti que me tenía que poner, y esa Shakti me entregó el equivalente a la relación de toda una vida de amor (ternura, comprensión, éxtasis, alegría y no sé cuantas cosas más) todo concentrado en ese fin de semana, y como consecuencia, rompió mis cadenas de esclavitud y me liberó de ese sin vivir que suponía el no acabar de poder, querer o saber, cerrar esa puerta y esa herida y bajar de esa cruz en la que finalmente y voluntariamente parecía no querer dejar”.
JMB